ABC
07/01/2000 ESPAÑA: CUALQUIER DÍA, LOS ALFAQUES.
Por LUIS IGNACIO PARADA
EL vuelco, en la madrugada de ayer, cerca de Huelva, de un camión cisterna con 17.000 kilos de ácido nítrico pudo derivar en una tragedia como la de Los Alfaques. Una sola chispa hubiera bastado para que, alcanzados los 86 grados, el líquido entrara en ebullición. Con ella se habría producido la venenosa azeotropina, el desprendimiento por nitriación de una nube de gas tóxico con intenso olor a almendras amargas, el incendio de material inorgánico y la destrucción de cualquier materia orgánica en varios kilómetros a la redonda. No hay un solo país en Europa en el que el transporte de la inmensa mayor parte de mercancias se haga por carretera y no por ferrocarril. La orografía, el emplazamiento industrial, la insuficiencia y el carácter radial de la red férrea forzaron hace medio siglo el desarrollo del transporte mediante camiones. El resultado ha sido una red viaria congestionada por vehículos lentos, viejos, de enormes dimensiones. Caravanas de camiones dificultan el tránsito de turismos, obligan a un mayor consumo de combustible, frenos y embrague, queman los nervios de los conductores y contribuyen a aumentar la siniestralidad. Con todo, lo más grave tampoco es el encarecimiento de todos los productos transportados por un medio versátil pero muy oneroso. Lo más grave, desde una perspectiva nacional, es el irresoluble deterioro del firme en todas las carreteras, autovías y autopistas. Ese es uno de los factores que más contribuyen al aumento del número de accidentes. Para más inri, la normativa de transporte por carretera de productos de alto riesgo es obsoleta, la señalización inexistente, la vigilancia permisiva, la penalización insignificante. Hay que hacer imposible otra catástrofe como la de Los Alfaques. Es urgente.
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ABC 07/01/2000